El problema básico de la democracia como organización racional de la convivencia social reside en la contradicción entre las legítimas pretensiones universales de equidad, participación y transparencia de una verdadera democracia y e carácter privado de la apropiación y distribución de bienes y riquezas, es decir, entre democracia y capitalismo. El problema que ha merecido la atención de grandes pensadores políticos desde Locke y Rousseau, viene a reflejar una mutua amenaza entre la democracia capitalista existente y una democracia normativa ideal (Habermas).