Sin duda alguna, el proceso de globalización que hemos venido presenciando desde hace algún tiempo también comprende la administración de justicia y la internacionalización de la jurisdicción penal en particular. De tal suerte que el reconocimiento de ciertos derechos fundamentales con vocación universal ha permitido que se desarrolle y consolide una situación muy diferente a la que prevalecía hasta hace apenas una década con la exclusiva competencia soberana de los Estados. No obstante, existe cierto desconocimiento acerca de cómo se ha alcanzado esta evolución, toda vez que, inmersos en un conflicto armado que dura ya varias décadas, se han adoptado algunas fórmulas pactadas, muchas veces, en abierto desafecto respecto de la normativa internacional.